27.5.24

 Copio aquí la traducción del artículo que leí en la sesión de ayer del Círculo. Es un buen antídoto contra una visión demasiado intelectual del Dharma y favorece la solidaridad con otras tradiciones espirituales. Se llama "La belleza secreta del corazón" y su autor es Tom Davidson-Marx:


Comprender el mensaje central de las tradiciones budistas puede resultar una tarea compleja. He conocido a varias personas que han dedicado toda su vida adulta a estudiar los sutras en sus idiomas de origen.

Si bien su habilidad para sintetizar temas complejos y traducirlos a un inglés comprensible era impresionante, no sentía que sus corazones se hubiesen liberado de todo lo que experimentamos: las ansiedades, miedos, frustraciones y decepciones del día a día. Parecían reaccionar como lo hacemos todos, atrapados y controlados por estados mentales negativos.

Por otra parte, he conocido a tipos que eran analfabetos y nada más habían oído de palabra fragmentos del Dharma, pero sus corazones estaban liberados, sus semblantes eran despejados y radiantes, y su risa era fácil y contagiosa.

Recuerdo en especial a un monje del bosque de Ceilán, que insistía que el camino de la meditación es bastante fácil en realidad: “Lo único que tienes que hacer”, decía, “es sentir tu respiración en las fosas nasales. Todo lo demás ocurre por sí solo”.

Le gustaba recitar ciertos pasajes de las escrituras que se había aprendido de memoria. Uno de sus favoritos era del Angutara Nikaya: “Luminosa es la mente, su naturaleza alumbra radiante, pero se ve teñida por los apegos que la visitan”.

“Solo tienes que relajarte y seguir meditando para que los apegos se desprendan” era otro de sus consejos.

Él encarnaba en su vida el poder y la sencillez de este mensaje. Para mí era un alivio no tener que seguir luchando para comprender todas las complejas ideas que me habían enseñado en el monasterio.

Él insistía que el nibbana (nirvana), la libertad última de la que hablaba Buda, se experimentaba aquí y ahora en forma de relajación, de benevolencia, de conexión gozosa con los demás y de atención plena a todo lo que hacemos.

Muchos años más tarde pude disfrutar de las enseñanzas de Ajahn Chah, el monje del bosque tailandés. Nunca lo conocí en persona, pero me sentí elevado por las palabras que tradujeron al inglés quienes vivieron con él en el bosque. En particular, hablaba de esta misma mente luminosa de la que le encantaba hablar a mi maestro de Ceilán, a la que llamaba “la naturaleza innata de la conciencia”.

Aquí sigue un breve pasaje de sus enseñanzas, en el que describe esta mente luminosa:

 

“La mente-corazón brilla como agua pura y clara del sabor más dulce. Para conocer esto, tenemos que ir más allá del yo y el no-yo, del nacimiento y la muerte. Esta mente original es ilimitada, intocable, más allá de todas las oposiciones y creaciones”.

 

Insistía en que se puede experimentar esta mente-corazón aquí y ahora, soltando todo apego y aferramiento.

El camino, por tanto, es familiarizarse con la esencia de quien eres de verdad, aquí y ahora. Eres inherentemente abierto, relajado, sabio, amoroso y compasivo. Y este reconocimiento solo ocurre ahora, en este momento.

Concluyo con las palabras de Thomas Merton, que hablaba de ver la naturaleza inherente de todas las cosas:

 

“Entonces fue como si de repente viera la belleza secreta del corazón. Las profundidades de sus corazones, adonde no llegaban ni el pecado ni el conocimiento. El meollo de la realidad. La persona que cada uno es a los ojos de lo divino. Ah, si pudieran verse tal como son. Ah, si pudiéramos vernos los unos a los otros así todo el tiempo no habría más necesidad de guerras, de odio, de codicia, de crueldad.

“Supongo que el gran problema sería que caeríamos de rodillas y nos pondríamos a adorarnos unos a otros”.

 

Que todos podamos conocer esta “belleza secreta del corazón” y vivir en plenitud desde su profundidad curativa.

 

(https://www.alohasangha.com/the-secret-beauty-of-the-heart/)

 

El sutra Karaniya Metta (amor benevolente)

A continuación copio otra versión del sutra que a veces leemos como preámbulo de la práctica de cultivo del amor benevolente ( metta bhavana...