Sutta Sallattha – Las dos flechas
Samyutta Nikaya 36:6
“Monjes, una persona común y corriente, sin instrucción, siente placer, siente dolor y tiene sensaciones ni placenteras ni dolorosas. Un discípulo de los nobles, bien instruido, también siente placer, siente dolor y tiene sensaciones ni placenteras ni dolorosas. Entonces, ¿cuál es la diferencia, cuál la distinción, cuál el factor que distingue al discípulo bien instruido por los nobles de la persona común y corriente, carente de instrucción?”.
“Para nosotros, Señor, las enseñanzas tienen al Bendito como raíz, guía y árbitro. Sería bueno que el Bendito en persona explicara el sentido de esta afirmación. Una vez lo hayan oído del Bendito, los monjes lo recordarán”.
“En ese caso, monjes, escuchad y prestad atención. Hablaré”.
“Como digáis, Señor”, respondieron los monjes.
El Bendito dijo: “Cuando tiene una sensación de dolor, la persona común y corriente, sin instrucción, se apena, se aflige y se lamenta, se golpea el pecho y se perturba. De modo que tiene dos dolores: uno físico y otro mental. Es como si a un hombre le dispararan una flecha y enseguida le dispararan otra, debido a lo cual sentiría el dolor de dos flechas. De igual modo, cuando siente dolor, la persona común y corriente, sin instrucción, se apena, se aflige y se lamenta, se golpea el pecho y se perturba. De modo que tiene dos dolores: uno físico y otro mental.
“Cuando tiene esa sensación dolorosa se resiste. La querencia por resistirse en relación con ese dolor le embarga por completo. Tocado por esta sensación dolorosa, se deleita en el placer sensual. ¿Por qué ocurre eso? Porque la persona común y corriente, carente de instrucción, no discierne otra manera de escapar de la sensación dolorosa que el placer sensual. Mientras se deleita en el placer sensual, la querencia por gozar en relación con la sensación de placer le embarga por completo. Una vez esa sensación ha surgido no discierne su origen, su extinción, su atracción, sus inconvenientes ni cómo escapar de ella. Como no discierne su origen, su extinción, su atracción, sus inconvenientes ni cómo escapar de esa sensación, de ese modo la tendencia a la ignorancia con respecto a esta sensación ni placentera ni dolorosa le embarga por completo.
“Cuando tiene una sensación placentera la siente como si estuviera unido a ella. Cuando tiene una sensación dolorosa la siente como si estuviera unido a ella. Si tiene una sensación ni agradable ni dolorosa la siente como si estuviera unido a ella. Esto es lo que se llama una persona común y corriente, carente de instrucción, unida al nacimiento, la vejez y la muerte, unida a las penas, los lamentos, los dolores, las aflicciones y la desesperación. Como os digo, está unida al sufrimiento y al estrés.
“Ahora bien, cuando el discípulo que ha sido bien instruido por los nobles tiene una sensación de dolor, no se apena, se aflige ni se lamenta, no se golpea el pecho ni se perturba. De modo que tiene un dolor: físico pero no mental. Es como si a un hombre le dispararan una flecha pero no le dispararan otra después, debido a lo cual sentiría el dolor de una sola flecha. De igual modo, cuando siente dolor, el discípulo que ha sido bien instruido por los nobles no se apena, se aflige ni se lamenta, no se golpea el pecho ni se perturba. Tiene un dolor: físico pero no mental.
“Cuando tiene esa sensación dolorosa no se resiste. No le embarga por completo la querencia por resistirse en relación con ese dolor. Tocado por esta sensación dolorosa, no se deleita en el placer sensual. ¿Por qué ocurre eso? Porque el discípulo que ha sido bien instruido por los nobles discierne otra manera de escapar de la sensación dolorosa aparte del placer sensual. Como no se deleita en el placer sensual, la querencia por gozar de la sensación de placer no le embarga por completo. Una vez esa sensación ha surgido, discierne su origen, su extinción, su atracción, sus inconvenientes y cómo escapar de ella. Como discierne su origen, su extinción, su atracción, sus inconvenientes y cómo escapar de esa sensación, de ese modo no le embarga la tendencia a la ignorancia con respecto a esta sensación ni placentera ni dolorosa.
“Cuando tiene una sensación placentera la siente como si estuviera separado de ella. Cuando tiene una sensación dolorosa la siente como si estuviera separado de ella. Si tiene una sensación ni agradable ni dolorosa la siente como si estuviera separado de ella. Esto es lo que se llama un discípulo que ha sido bien instruido por los nobles, separado del nacimiento, la vejez y la muerte, separado de las penas, los lamentos, los dolores, las aflicciones y la desesperación. Como os digo, está separado del sufrimiento y del estrés.
“Esta es la diferencia, esta la distinción, este es el factor que distingue al discípulo bien instruido por los nobles de la persona común y corriente, carente de instrucción”.
La persona que discierne, instruida,
no siente una sensación [mental]
de placer ni dolor:
esta es la diferencia en destreza
entre el sabio
y la persona común y corriente.
Para la persona instruida,
que ha comprendido el Dharma a fondo
y ve claramente este mundo y el próximo,
las cosas deseables no seducen a la mente
y las indeseables no provocan resistencia.
Su aprobación
y su rechazo se han dispersado,
han llegado a su fin,
no existen.
Al conocer el estado sin mancha, sin aflicción,
discierne acertadamente
y llega, más allá del devenir,
a la Orilla del Otro Lado.
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